Háblame
del tiempo y de la vida,
de
tus idas y venidas,
Háblame
de los amores que fueron tanto que aún siguen,
de
los intentos que te dejaron sin camino.
Háblame,
pero despacio, que no se acabe.
Sigue,
haciendo lo que haces,
hablando
como hablas,
versando
lo que versas,
hazlo
con esos ojos tristes para que pueda saber qué ven,
para
poder entender qué hay detrás de todo lo que no quieres...